En estos últimos días hemos podido constatar, una vez más, que nuestros
políticos utilizan la mentira y las promesas, que no pueden cumplir, en su
propio beneficio y ambición. Luego es
muy fácil pedir ayuda o huir, dejando el problema a los demás.
Como ejemplo tenemos actuaciones, últimamente que demuestran la falta
de moral y ética de alguno de nuestros políticos.
El 9 N Artur Mas convoca un referéndum ilegal para preguntar al pueblo catalán
si querían la independencia o no. Les cuenta todo tipo de mentiras que una minoría
acepta como buenas y votan a favor de la independencia. Cuando el gobierno en
uso de la Ley declara esta votación ilegal y dice que tendrá consecuencias para
los responsables el presidente Artur Mas dice:” Si aquí hay algún responsable
soy yo”. Pero cuando la ley se aplica y condena sus actuaciones, poniendo una sanción
económica por utilizar el dinero público, se arrugan como las pasas, se les
acaba la chulería y entonces piden que los votantes, que han sido engañados con
mentiras y promesas que no podía cumplir, pongan el dinero. Asume tu chulería y
carga con las consecuencias de tus actos ilegales.
El 1-O se realizó una nueva votación ilegal para declarar la
independencia de Cataluña. Tras una jornada de votación, un tanto atípica,
plagada de ilegalidades y engaños, en el que las fuerzas del orden (Policía y
Guardia Civil, no la policía autonómica) se enfrentaron a unas movilizaciones violentas,
en las que los manifestantes usaron a niños como escudos y a personas mayores, para
poder ejercer su derecho ilegal al voto. Después de la jornada los medios de comunicación
destacaron la actuación violenta de las fuerzas del orden, incluyendo escenas
de otras de actuaciones policiales que no tenían nada que ver con ese día, sin
hacer mención a la violencia manifestada por los participantes en esa actuación
ilegal en la que se arrojaron piedras, sillas y objetos varios contra las
fuerzas del orden, así como agresiones por patadas y puñetazos. El artífice de
esta “patochada” fue el presidente de la Generalitat Carles Puigdemont el cual
se puso al frente de todos sus socios del Gobierno de Cataluña para promover la
declaración unilateral de independencia (DUI). Después de declarar la DUI, sin
la participación de los partidos constitucionalistas, sin seguir las normas de
obligado cumplimiento del Parlamento de Cataluña y ante la actuación anunciada del
Gobierno del Estado de intervenir la Autonomía mediante la aplicación del artículo
155 de la Constitución, huyo cobardemente de España, refugiándose en Bruselas
junto con cuatro miembros del Gobierno de Cataluña, dejando al resto para que
afrontaran las consecuencias de sus actos. Esto es otra demostración de la
valentía de algunos de nuestros políticos.
A partir de ahora y gracias a la declaración de Carme Forcadell, aquellos
que sean detenidos por cometer delitos, ahora podrán alegar que el atraco,
robo, etc.… “fue un acto simbólico” y saldrán libres con un tirón de orejas.
Qué pena de País.
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